Ante la Emergencia Nacional.- Se activa el Apoyo Psicosocial para las personas afectadas por las condiciones climatológicas adversas

INTERVENCION PSICOLOGICA INMEDIATA EN SITUACIÓN DE EMERGENCIA

Ante situaciones de emergencia, catástrofe, desastre, no se puede eliminar el dolor que un familiar siente por un ser querido que ha fallecido,o de la persona que lo perdió su vivienda y otros bienes materiales, pero si se le puede acompañar y ayudarle a atravesar esos momentos amargos, se puede hacerle comprender lo que le está ocurriendo y, sobre todo, escucharlo. Es inevitable las escenas de dolor, ni las manifestaciones de rabia o indignación, sin embargo, se puede ayudar para que las canalicen y amortiguarlas un poco.

Es importante tener claro los conceptos de emergencia, desastre y catástrofe. Según Ángel Antonio Marcuello García, estos "son conceptos que se utilizan de forma indistinta (así ocurre en este artículo) y que comparten ciertas similitudes. Entre ellas el que implican la pérdida o amenaza de la vida o de la propiedad, además de perturbar el sentido de la comunidad y provocar consecuencias adversas para los supervivientes. Por otro lado, precisan de una intervención no demorable (son urgencias. También comparten el que frente a ellas aparecen reacciones psicológicas similares, el que son imprevisibles y accidentales y, por ello, causan sorpresa, indefensión y desestabilización. A pesar de todas estas similitudes, también existen diferencias de tipo cuantitativo:
Emergencia sería la situación que se resuelve con los recursos médicos y asistenciales locales. Ejemplos de emergencias las encontramos en las continuas intervenciones de los servicios sanitarios que cubren accidentes de tráfico.
Más grave es la situación de desastre (sin entrar en los tipos que existen) para los que se necesita una mayor infraestructura y en el que se dan un mayor número de heridos, damnificados y conlleva un mayor coste económico, suponiendo una alarma para la población.
Finalmente se habla de catástrofe refiriéndose a un desastre masivo, con consecuencias destructivas que abarca una mayor extensión, supone un gran esfuerzo humano, material y de coordinación. Las catástrofes, con sus secuelas de horror y sufrimiento, provocan alarma social y suscitan la necesidad de una intervención para remediar, en lo posible, los daños producidos. La intervención, en una situación de catástrofe, requiere un detenido proceso de preparación. Son necesarios equipos (de carácter multidisciplinar), convenientemente formados y entrenados para intervenir en cualquier situación".


En estos momentos el país está de emergencia por la situación de desastre ocurrido por las últimas lluvias continuas,en diferentes estados, donde hasta los momentos ha dejado millares de personas sin su vivienda, vías de comunicación intransitables, además cerca de 20 fallecidos debido a los derrumbes de cerros.

Un concepto más especifico de emergencia lo da el grupo de la Red de Apoyo Psicológico venezolano, según la red: "UNA EMERGENCIA ES UNA SITUACIÓN INESPERADA que rompe de manera violenta el curso normal de nuestras vidas. La emergencia afecta de manera integral nuestra existencia como personas, como comunidad y como país, obligándonos a redefinir nuestros proyectos de vida". La emergencia provoca pérdidas muy significativas, tales como:
-Muerte y lesiones de seres queridos, familiares, amigos, conocidos y miembros de la comunidad.
-Separación de familiares, amigos y personas conocidas.
-Destrucción de casas, escuelas, calles, iglesias y demás lugares donde se desarrollaba la vida cotidiana.
-Pérdida de pertenencias de valor material y afectivo (como mascotas y objetos".
Para los psicólogos expertos de la Red de Apoyo "el carácter imprevisto, violento y masivo de la emergencia desborda la capacidad de los individuos y grupos para responder de una manera efectiva, generando miedo, angustia y diversas reacciones".

Por todo lo que inplica una situación de emergencia, este grupo plantea que hay qué buscar ayuda profesional de un psicólogo, orientador, médico o maestro especialista.

En principio, cualquier persona involucrada en una emergencia, desatre o una catástrofe, incluidos los equipos de socorro y los dirigentes, puede resultar psicológicamente afectada. Nadie es totalmente inmune, por principio, a los efectos de estos eventos inesperados. La mayoría de los involucrados experimentan, en mayor o menor medida, emociones penosas (miedo, temor, inseguridad, incertidumbre, preocupación, pena, dolor, etc.), que son reacciones normalmente esperables en una situación anormal (excepcional) como la catástrofe. Van a precisar una intervención psicológica más específica:

a) Personas que han sufrido lesiones físicas de consideración o que sin haber sufrido lesiones físicas de importancia hallan resultado psicológicamente muy afectadas por el acontecimiento catastrófico. Precisarán un tratamiento para el alivio de sus síntomas actuales y la prevención de secuelas posteriores.

b) Sujetos que necesitan ayuda psicológica para afrontar las dolorosas perdidas sufridas: personas, (compañeros, familiares, amigos... ), materiales (domicilio, enseres), sociales (trabajo, rol social).

c) Intervinientes en los equipos de salvamento (sanitarios, bomberos, psicólogos, cuerpos de seguridad...). Todo el personal que interviene en cualquiera de las situaciones mencionadas, desde los servicios de rescate, los voluntarios y los propios miembros del equipo psicosocial se ve sometido a un fuerte impacto psicológico, por lo cual es importante que estas personas reciban también el apoyo psicológico que necesiten a través de técnicas grupales que favorezcan la ventilación emocional y faciliten estrategias de afrontamiento de situaciones críticas (debriefing).

El objetivo fundamental de la intervención psicológica debe estar enmarcada en una planificación cuya intervención asistencial se debe marcar en unos objetivos a corto, medio y largo plazo.
A corto plazo: próximo en el tiempo y lugar al acontecimiento del desastre, se pretende aliviar el sufrimiento de sujeto y acelerar el proceso natural de recuperación tras e impacto doloroso de un evento traumático.
A medio plazo: el interés primordial se centra en la prevención de secuelas psíquicas retardadas y de la evolución hacia un trastorno de estrés postraumático.
En síntesis, la intervención psicológica en situaciones de emergencia y otras inesperadas y abruptas deben estar orientadas a mitigar o aliviar el sufrimiento psicológico de los afectados y a prevenir el agravamiento de los síntomas, desarrollando acciones que eviten su cronificación.

Una vez claros los objetivos, el lugar de la intervención, los recursos el profesional de la Psicología hará "LA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA CON AFECTADOS/FAMILIARES, teniendo presente que sus actuaciones que irán orientadas a los siguientes objetivos:
a) Tranquilizar al sujeto. Explicándole el significado y alcance de sus síntomas, sobre todo haciéndole ver que se trata de una reacción transitoria a la situación vivida. Asimismo, deberá hacerle ver que todas estas reacciones son normales e inevitables en una situación como esta y que no debe intentar buscar explicaciones lógicas a lo ocurrido. Puede ayudar alguna técnica sencilla de relajación. Si la ansiedad es intolerable para el paciente o crea una situación de riesgo (personal o para el grupo) puede recurrirse a la administración de un fármaco tranquilizante, recetado por un médico especialista a quien se le consultará. En el caso de tratarse de un superviviente del desastre, se debe tranquilizar, proporcionando a los sujetos la seguridad de que se encuentran a salvo y físicamente indemnes.

b) Favorecer la liberación de la tensión emocional provocada por el desastre. Se debe favorecer esta liberación, permitiendo que el sujeto hable y exprese sus emociones (crisis de llanto, descargas de agresividad verbal). Es necesaria una escucha empática, sin pronunciar juicios de valor, ayudando a ventilar y desahogar las emociones contenidas. Ello puede contribuir a disminuir el riesgo de aparición de secuelas postraumáticas.

c) Activar recursos externos al sujeto (apoyo social, laboral y familiar). El apoyo social es un factor importante para reducir el impacto de un acontecimiento traumático. El apoyo social puede ser prestado tanto por los compañeros, otros afectados o bien por los familiares. Las personas del entorno que han sido afectadas por la misma situación traumática se encuentran en la mejor situación para comprender a los afectados, a veces su apoyo y consejo resulta determinante para la resolución de la crisis. En general las actitudes que se recomiendan a los familiares o amigos del sujeto afectado consisten en medidas sencillas como:

d)Evitar que se sienta solo: acompañarle, pasar tiempo con él, prestarle atención.
Escucharle y tranquilizarle sobre sus miedos irracionales, asegurándole que se encuentra a salvo y sobre todo permitirle el desahogo emocional, como la liberación del llanto o de la rabia contenidos.
Es necesario también facilitarle el descanso, ayudándoles en las tareas y responsabilidades diarias.

Respetar su silencio e intimidad. Cada persona tiende a elaborar las situaciones según su personal forma de ser y puede necesitar intimidad y silencio. Estas actitudes deben ser comprendidas y aceptadas por el entorno.

e) Activar los recursos internos del sujeto (estrategias de afrontamiento). El sujeto afectado debe volver a su rutina cotidiana e intentar organizar sus actividades para los días posteriores al atentado o accidente. Para ello debe seguir estas indicaciones:

Ponerse pequeñas metas. Tomar pequeñas decisiones cotidianas.
Enfrentarse lo antes posible a lugares y situaciones que le recuerden lo que ha pasado.
Es posible que existan dificultades para concentrarse en el trabajo. Es aconsejable hablar con jefes y compañeros sobre lo ocurrido para que lo puedan entender.
Intentar descansar y dormir lo suficiente (en situaciones como esta es necesario dormir más de lo habitual.

Es importante también ponerle atención y brindarle apoyo psicológico a LOS TÉCNICOS EN SALVAMENTO (SANITARIOS, BOMBEROS, SOLDADOS, PSICÓLOGOS, TRABAJADORES SOCIALES, CUERPOS DE SEGURIDAD...).
Durante la labor de rescate de los técnicos habrá que estar atentos a las manifestaciones de estrés. Cuando se detecte a algún profesional que está sufriendo esta reacción, se deberá seguir la siguiente secuencia:

1) Apartar al técnico afectado del lugar de trabajo hasta un lugar sin estímulos agresivos.
2) Preguntarle por su estado.
3) Realizar una escucha activa.
4) Asegurarse que su estado es normal para la situación por la que pasa.
5) Proporcionarle apoyo, elogiar su esfuerzo.
6) Proporcionarle un descanso (1/2 hora) o cambiarle de tarea si se estima aconsejable.

Una vez acabado el turno o finalizado el salvamento o rescate, se deberá propiciar un encuentro distendido del grupo de trabajo (técnica de desahogo psicológico o debriefing) en el que se aliente a los participantes a:
Narrar los hechos vividos.
Hablar sobre los sentimientos experimentados.
Informarle sobre los síntomas que puede estar experimentando o que puede llegar a sufrir en los próximos días.
Darles indicaciones de cómo actuar sobre estos síntomas.

El grupo de la Red de Apoyo Psicológico de la Universidad Central de Venezuela hace la salvedad de que en una intervención psicosocial en una situación de emergencia "la relación de ayuda debe sustentarse en el respeto por el otro, en el diálogo y la comunicación. Debe fortalecer la autonomía de las personas y grupos, la cooperación y el apoyo mutuo, sin promover la dependencia. Las actividades que se programen deben estimular la iniciativa individual, el intercambio grupal¡ y los procesos participativos.
La intervención psicosocial no es una acción clínica o terapéutica dirigida a personas consideradas como enfermos pasivos. Esta forma de intervención está dirigida a restaurar la confianza y la seguridad en las personas, promoviendo y fortaleciendo sus capacidades para la reconstrucción de sus vidas. Es importante atender a la capacidad demostrada por la gente para enfrentar el desastre y apoyar a otros. La labor de apoyo parte del reconocimiento de los recursos y potencialidades de las propias personas y grupos afectados para enfrentar `y superar las situaciones de emergencia y reconstruir sus vidas. No se trata de personas enfermas ni minusválidas. Las reacciones y sentimientos de las personas que han sufrido una situación de desastre tienen que entenderse en el marco de la experiencia colectiva. Es fundamental reconocer las relaciones que los vinculan, su espacio social y su vida cotidiana, definiendo estrategias de intervención que promuevan un abordaje integral y que consideren todos aquellos aspectos de la vida de la persona (familiares, comunitarios, escolares) que favorezcan la reconstrucción."
Elaborado por Lic. Goretti Da Silva

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